Aquí va mi granito de arena para todos esos desconocidos, y no tanto, que están luchando aislados.
Querido
desconocido/a:
No
sé muy bien cuál es tu situación, ni tu estado de salud; pero si alguien te ha
entregado esta carta, es porque aún estás luchando de modo consciente.
Sé
que es fácil consolar desde la butaca de casa, pero quiero animarte.
“Te
ha tocado vivir lo que otros vemos pasar más de lejos (lo tuyo ya no eran
síntomas leves), aislarte, sentir dolor, fiebre, incertidumbre, y, todo esto
condimentado con la soledad. Tendrás suerte si puedes usar tu teléfono móvil,
ese del que nos aconsejan dormir lejos y que ahora se convierte en tu único
aliado.
Sin
embargo, aunque no lo creas, no estás solo/a. Créeme.
No
eres consciente de lo importante que eres en casa, de lo que te echan de menos,
de lo que están sufriendo los que te esperan, de los planes que tienen para ti
para cuando puedan abrazarte.
No
sabes lo arrepentidos que están de no haberte demostrado más lo que te quieren,
de haberte hecho ese desaire antes de tener que marcharte. Sienten culpa de no poder estar en un jodido sillón a
tu lado.
No
te imaginas lo que se están acordando de ti, los que un día se distanciaron,
los que han dejado pasar demasiado tiempo para ese café, los que no te
felicitaron este año por el simple hecho de que tú olvidaste hacerlo antes. Hasta
los que no te conocemos, estamos contigo. Nos ponemos en tu lugar, si se puede,
cada día al ver la tele, con los ojos húmedos, aún incrédulos e impotentes por
la situación.
Pero
de lo que aún no tomas conciencia (ya lo harás, si Dios quiere) es de lo que
esto va a significar para ti. Suena a tópico, pero te hará más fuerte. Pues no
sabes lo que eres capaz de aguantar, a todos los niveles, hasta que la desdicha
se ceba contigo. Te unirá más a los tuyos. Te ayudará a redirigir tu
pensamiento, tu mente, tus prioridades, tu vida.
Te
hará optimista. Y tienes que empezar a serlo desde ya.
Piensa en tus avances
con cada amanecer, en lo fortalecido que saldrás de esta (no sólo físicamente),
siéntete importante, porque lo eres; agradece las manos que te cuidan y que
ahora hacen las veces de tu familia. Eres fuerte, muy fuerte. Y saldrás, entre
aplausos, victorioso/a, para empezar otra etapa, sin duda mejor, o cuanto
menos, distinta.
Te
mando un abrazo virtual, pero muy gordo, de los que dificultan la respiración
más que el coronavirus.
Inma